... O las albóndigas de atún más accidentadas del mundo mundial. Os cuento:
Hace ya unos 3 meses que recibí un correo de Demos la vuelta al Día, una iniciativa impulsada por Grupo DIA en la que participo desde hace mucho porque, a parte de ser clienta habitual de Supermercados DIA, ofrecen la posibilidad de participar en campeonatos de cocina y en concursos de recetas, asistir a cursos, charlas, etc., y eso para mí, culo inquieto de nacimiento, es todo un gustazo. En dicho correo se me comunicaba que había sido premiada con un paquete regalo gracias a la receta que decidí presentar para su III Edición del Campeonato de Cocina, receta que ya os había enseñado antes y que no puede ser más "de mi casa": La Tarta de zanahoria y galletas (o "tarta Rosano", como nos gusta llamarla a nosotros). ¡Menuda alegría! Ni siquiera sabía en qué consistía el premio, ni cuándo ni dónde lo recibiría, ni nada de nada vaya, pero que una receta tuya guste, y más si es una receta a la que le tienes tantísimo cariño, siempre te da un buen subidón de "autoestima culinaria".
Ya os podéis imaginar que no tardé ni 5 minutos en responder al correo electrónico detallando los datos que me solicitaban para poder hacer efectiva la entrega del paquete, que finalmente sería en mi tienda DIA más cercana.
Y a partir de aquí fue cuando la cosa empezó a complicarse un poco: Acudí a mi tienda habitual al primer aviso de recepción de mi paquete, y los chicos que la llevan no sabían nada de nada; Lo comunico directamente a los responsables, y al cabo de un par de días me llega un segundo aviso para recogerlo la semana próxima... ¡Y después de 10 días, seguía igual! Vale, sí, lo reconozco, la impaciencia es uno de mis mayores defectos, pero después de dos avisos ya tenía motivos para impacientarme un poco, ¿no os parece? Menos mal que, como bien dice el refrán, "A la tercera va la vencida" y, más de medio mes y tres avisos después, pude recoger mi premio.... ¡Y menudo premiazo! Una caja bien llenita de productos DIA Delicious de los que dimos (y seguimos dando) buenísima cuenta, os lo aseguro.
Y precisamente con el producto que más me gustó de la caja, tanto por la cantidad como por su riquísimo sabor, se me ocurrió preparar estas albóndigas. Se trata de la ventresca de atún en aceite de oliva que primero disfrutamos tal cual sobre un buen pan tostado y acompañada de unas tiras de pimiento asado pero que, pasados unos días, volví a comprar y me puse manos a la obra.
Soy de esas personas que, cuando algo le gusta, va a lo seguro y repite, y experimenta, y vuelve a repetir si es necesario. En este caso, repetir no fue necesario, no al menos para mejorar el resultado (pero si para volver a disfrutar del plato, la verdad sea dicha...). Y me hubiera encantado repetir un par de veces más pero, si conseguir el paquete regalo ya fue toda una Odisea, la preparación no se quedó atrás: Que si me falta un ingrediente y los supermercados están apunto de cerrar (eran casi las 9 de la noche), que si en la frutería te han dado muy poco perejil, que si ya van dos cebollas que abres y están pochas, que si está lloviendo a mares y al encender el horno ha habido una subida de tensión y el pobre ya sólo sirve para guardar cacerolas (y sigo sin horno, así de majos son los peritos de mi seguro de hogar), que si... ¿Gafe, yo? Vaya tonterías me da por pensar a veces... (por supuesto, es ironía).
En fin, sea por el trabajito que me costó poner este dichoso plato de albóndigas en la mesa o sea porque realmente quedaron deliciosas, en casa triunfaron.
Decidí acompañarlas de un encebollado suave, pues es como siempre se ha comido el atún en casa y como más me gusta, y la verdad es que fue todo un acierto, sobretodo a la hora de mojar pan.
Las albóndigas quedaron sabrosas a la par que suaves y muy muy jugosas, y el riquísimo sabor de la ventresca no pasó a un segundo plano, que era lo que realmente me preocupaba.
Con unas 6-7 albóndigas por barba, una cantidad generosa de patatas aliñadas con pimentón, perejil fresco y un buen hilo de aceite de oliva virgen extra, y mucho, mucho pan, disfrutamos de un almuerzo la mar de completo y muy rico. De hecho, no tuve ni que pedirle a Marc que me hiciera unas fotos decentes, pues fue él mismo el que, todavía masticando la albóndiga que le di a probar, fue directo al armario y volvió al salón en menos que canta un gallo, cámara en mano y dispuesto a que no os perdierais esta receta.
Espero que os guste.
Ingredientes (para unas 15-18 albóndigas):
- 2 latas de ventresca de atún en aceite de oliva DIA Delicious (140 gramos peso escurrido)
- 1 huevo tamaño XL
- 3 cucharadas soperas de pan rallado a la provenzal
- 2 cucharadas soperas de leche de soja
- Perejil fresco y cebolla rallada, al gusto
- Sal y pimienta, al gusto
Para el encebollado:
- 1 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- 2 cucharadas de aceite de oliva suave
- 75 ml de vino + 50 ml de caldo de pescado
- Sal, pimienta y perejil picado, al gusto.
Para las patatas:
- 2 patatas medianas (350 gramos aprox.)
- Sal, pimentón dulce, perejil picado y aceite de oliva virgen extra DIA Delicious, al gusto
- Empezaremos preparando las albóndigas: Escurrimos y desmenuzamos bien la ventresca de atún, y la colocamos en un bol grande. Añadimos también el huevo ligeramente batido, el pan rallado y la leche o bebida de soja.
- Aparte, picamos bien la cebolla y el perejil, y lo añadimos a la mezcla anterior. Salpimentamos al gusto y mezclamos bien con las manos hasta obtener una masa consistente y y que se pueda manipular. Tapamos el bol con un papel film y lo dejamos enfriar en la nevera 1 hora más o menos.
- En una cazuela con suficiente agua, ponemos a cocer las patatas. Cuando estén listas, las dejamos enfriar y las troceamos y aliñamos al gusto. Reservamos.
- Antes de continuar, ponemos el horno a precalentar a 180ºC, calor arriba y abajo.
- Sacamos la masa de albóndigas de la nevera, vamos tomando porciones no muy grandes con las manos o con la ayuda de una cuchara y les damos forma redonda. Repetimos hasta terminar con toda la masa.
- En una bandeja de horno cubierta con papel vegetal, vamos colocando las albóndigas y las horneamos a 180ºC durante unos 15 minutos aproximadamente. Sacamos y reservamos.
- Mientras se hacen las albóndigas prepararemos el encebollado: Limpiamos y picamos muy menudo la cebolla y el ajo y lo dejamos hacer durante unos 10 minutos aproximadamente en una sartén con el aceite y a fuego medio.
- Pasado este tiempo, añadimos la mitad del vino y del caldo de pescado y dejamos reducir. Incorporamos entonces las albóndigas templadas y el resto del vino y del caldo, y dejamos reducir hasta que la salsa coja un poco de más consistencia (unos 5 minutos aprox.), removiendo de vez en cuando.
- Para terminar, servimos nuestras albóndigas todavía calientes, bañadas en una buena cantidad de encebollado y acompañadas de las patatas aliñadas.
Notas:
- Para reducir el aporte calórico de las albóndigas (y de otras preparaciones como croquetas, carnes rebozadas, etc), casi siempre suelo recurrir al horno, pues quedan también muy ricas y, yendo con cuidado de no sobrepasar el tiempo recomendado de cocción, no pierden jugosidad. Se trata de conocer bien nuestro horno.
- En un principio, os puede parecer que el encebollado queda muy líquido y poco consistente, pero al añadir las albóndigas gana bastante cuerpo. Si no es así, siempre podéis añadirle un pelín de harina de maíz disuelta en agua.
- Como siempre os digo, para gustos colores, y precisamente las albóndigas son de esas preparaciones que dan mucho juego: Que si más grandes, que si en versión mini, que si de pescado, que si de carne, que si con una buena salsa de tomate casera, o incluso de curry... ¡Imaginación al poder!
Aprovecho antes de despedirme para agradecerle al equipo de Demos la vuelta al día la atención recibida y lo mucho que me ayudaron (más bien, soportaron) a agilizar la entrega de mi paquete y a hacer que todo quedara en una desastrosa anécdota.
¡Mil gracias! Desde luego, seguiré formando parte activa de la comunidad hasta que el cuerpo aguante :)
¡Feliz semana!
Fotos: Marc RT Studios