martes, 28 de abril de 2015

NATILLAS DE CHOCOLATE Y HIERBABUENA SIN HUEVO



Cuando me puse a preparar la receta para el Reto Alfabeto Dulce que os presentaba el pasado día 25, me gustó tanto el resultado que me animé y me dió por seguir experimentando con la hierbabuena.
Fueron varias las personas que para el reto se decantaron por la combinación de hierbabuena y chocolate, cosa que me pareció una idea genial y que finalmene yo también he llevado a la práctica.
Como ya comenté en la entrada de la cuajada con coulis de fresa, la mayoría de postres que comemos en casa son caseros, porque nos gusta muchísimo más el sabor y porque son mucho más sanos.
Mi pareja es un adicto total al chocolate y lo come de todas las maneras posibles habidas y por haber: con leche en el desayuno, en crema para sandwiches, en galletas rellenas, a la taza para merendar... En fin, visto esto, decidí empezar a buscar recetas con chocolate para hacer en casa y, ya que no puedo evitar que se lo zampe, al menos que lo haga de una forma más sana y mucho más rica.
De momento, lo que más ha triunfado ha sido el bizcocho de chocolate y estas natillas de chocolate de las que ahora yo tampoco puedo prescindir, y tengo motivos para ello: son muy muy muy fáciles de hacer, muy ligeras, muy económicas y están de vicio. Además, al no llevar huevo entre sus ingredientes, son un capricho ideal para aquellas personas intolerantes a este alimento y que sean amantes del chocolate.
Como ya he comentado y para variar un poco, esta vez le añadí a la receta unas hojas de hierbabuena, simplemente para darle un toque de aroma y sabor, y resultó ser una combinación muy acertada.
Espero que os guste.




Ingredientes (para 3 raciones generosas):
450 ml de leche semidesnatada
40 gramos de azúcar
45- 50 gramos de cacao en polvo estandar
30 gramos de harina de maíz
5 o 6 hojas de hierbabuena fresca

- En un cazo a fuego medio, calentamos 350 ml de leche con el azúcar y la hierbabuena, sin dejar de remover.
- En un bol aparte, mezclamos los 100 ml de leche restantes con la maicena y lo diluimos bien.
- Cuando la leche del cazo esté a punto de hervir, retiramos las hojas de menta y le añadimos el chocolate, sin parar de remover.
- Una vez el chocolate se haya disuelto por completo, añadimos la leche con la maicena y dejamos hervir unos 5 minutos, sin dejar de remover, hasta que haya espesado lo suficiente.
- Para terminar, retiramos del fuego, repartimos en los recipientes que hayamos escogido y dejamos enfriar en la nevera unas dos horas.




Notas:
- Yo suelo usar cacao en polvo azucarado, pero si empleáis cacao sin azúcar bastará con añadirle 20 gramos más de azúcar a la leche.
- En este caso he acompañado las natillas con galletas maría de las de toda la vida, aunque también resultan deliciosas acompañadas de frutos secos picados, bizcochos de soletilla, cereales de arroz inflado... en fin, lo que se os ocurra.

¡Espero que hayáis tenido un buen inicio de semana! Aún sigo alucinando con la buena acogida que han tenido mis dos últimas recetas y la cantidad de gente que me ha hecho una "visita", así que muchas muchas muchas gracias, de corazón, tengo los ánimos por las nubes :)

sábado, 25 de abril de 2015

BOCADITOS DE PLÁTANO Y HIERBABUENA. MI PRIMER RETO ALFABETO DULCE



Escribir esta entrada me hace mucha mucha mucha ilusión. Llevo mucho tiempo esperando, casi desde que empecé a plantearme formar parte de la blogosfera culinaria, y la verdad es una de las iniciativas que más me ha llamado la atención desde que la descubrí por casualidad.
Y ahora que por fin me he lanzado a la piscina y he empezado con el blog, de perdidos al río, oye: ¡Mi primer Reto Alfabeto Dulce ya está aquí! Menudas cosas simples me hacen tener ilusión, lo sé, pero para mi es un gran placer poder participar, que ya era hora.
Para los que no lo sepáis, el Reto Alfabeto Dulce es reto mensual que consiste en presentar una receta dulce elaborada con el ingrediente escogido ese mes por uno de los participantes en el reto, que es escogido al azar a través de la página de facebook de Ana, la anfitriona y creadora. El día 25, todos los que participamos publicamos en nuestros respectivos blogs y demás páginas la receta escogida, y después Ana realiza un post recopilatorio con todas ellas.
Este mes, Pili de Tothom a la cuina nos retaba a cocinar con hierbabuena. ¡Menuda tarea! La verdad es que hasta ahora sólo había usado la hierbabuena para ponérsela al caldo de puchero o hecha té en algún restaurante marroquí. Pero bueno, de eso tratan los retos... Ni corta ni perezosa, me fuí al mercado para hacerme con mi plantita (no se me ha muerto, otro gran logro personal) y me puse a investigar por estos mundos. Y recopilando ideas de aquí y de allá, al final hice la prueba y me he lancé con una receta creada por mí, pues me salió bien a la primera y en casa nos gustó bastante el resultado.
Se trata de unos bizcochitos de yogur a los que les he añadido plátano y hierbabuena picada. El plátano le aporta ese punto tan rico de humedad y dulzor, y la hierbabuena, aunque sútilmente, te deja un regusto en la boca muy fresco y también delicioso. Resulta una receta muy sencilla pero con un resultado muy rico, la evidencia está en que me salieron 12 bollitos y ya no queda ninguno, y eso que en casa somos sólo dos...
Vamos con la receta, espero que os guste.


Los "puntitos" que se aprecian en la masa son de la hierbabuena picada

Ingredientes (para 10-12 bizcochitos):
1 yogur natural
2 medidas de yogur de harina
1 medida y media de yogur de azúcar
Medio sobre de levadura en polvo para hornear
Media medida de yogur de aceite de oliva suave
1 huevo + 1 clara
1 plátano maduro (unos 100 gramos)
12-15 hojas de hierbabuena
Una pizca de canela o ralladura de limón (opcional)

- Antes de empezar, encendemos el horno y dejamos precalentar a 180º con calor arriba y abajo.
- En el vaso de la batidora, hechamos el yogur, el azúcar, el aceite de oliva, el plátano a trozos, la yema del huevo y la hierbabuena, y batimos todo bien hasta que quede una pasta homogénea. También podemos añadir una pizca de canela o ralladura de limón si nos gusta.
- En un bol aparte, batimos las dos claras de huevo hasta que monten un poco, no es necesario del todo.
- En otro bol, mezclamos bien la harina con la levadura.
- Seguidamente, añadimos los ingredientes del vaso de la batidora a las claras y mezclamos con movimientos lentos y envolventes, sin batir. Hacemos lo mismo con la harina, añadiéndola poco a poco en dos o incluso tres veces.
- Una vez hecha la masa la distribuimos en los moldes que vayamos a utilizar e introducimos en el horno precalentado durante 20-25 minutos, o hasta que empiezen a tomar un color doradito por encima.
- Finalmente, dejamos enfriar, desmoldamos y servimos decorados con unas hojas de hierbabuena.

Si los guardamos en una fiambrera adecuada, aguantan tiernos varios días


Notas:

- La cantidad de hierbabuena que he añadido hace que quede en boca un toque fresco y sútil. Para potenciar aun más el sabor basta con aumentar la cantidad.
- Si no sois muy dulceros, al llevar plátano, se puede reducir un poco la cantidad de azúcar de la receta.
- Estos bizcochitos, acompañados de un coulis de fresa o unos plátanos flambeados, están divinos. Os lo recomiendo.


De nuevo, muchísimas gracias por pasar por aquí. Esta vez, en especial a Ana de Cook the cake, por dejarme formar parte de una iniciativa tan chula, y al resto de participantes del reto, por llenar estos mundos de dulce y hacerlo posible mes a mes.
¡Feliz sábado y feliz fin de semana!

miércoles, 22 de abril de 2015

ROLLITOS DE TERNERA, QUESO CREMA Y PIMIENTO




Creo que ya mismo me van a dar el doctorado en "Comidas de tupper y demás viandas para llevar", porque menuda práctica le estoy cogiendo al tema... He tenido la suerte que, a pesar de ser bastante joven, llevo trabajando casi desde que tengo edad para ello, y como muchos sabréis, eso implica comer fuera más de una vez, y dos, y tres... También he tenido la suerte que la cultura del tupper ha estado siempre muy presente en mi casa. Mi padre trabajaba todo el día fuera y era mi madre quien se las ingeniaba para prepararle la comida, y yo jamás salía de excursión sin mi bocata para el desayuno y mi fiambrera de tortilla de patatas para la comida. Era mi madre quien se quebraba la cabeza para que comiéramos sano, rico y variado. Tiempo después, me tocó cocinar a mí, y más de lo mismo.
Hubo una época, al principio, que tiraba mucho de bocadillo, pues el pan (el buen pan) es una de mis grandes pasiones, y es tan versátil que apenas repetía relleno en cuestión de un mes. Pero una tiene unas nociones básicas de nutrición y se acaba dando cuenta que comer todos los días algo entre pan y pan no es lo más sano del mundo precisamente. Es ahí cuando te pones a investigar un poco más, copias o adaptas las recetas que hacía tu madre, y le dedicas un poco más de tiempo a cocinar, en definitiva.
La receta de hoy es de invención mía completamente, y surgió de darle vueltas a diferentes maneras de preparar unos escalopes de ternera que no fueran a la plancha o rebozados y que, por supuesto, fueran aptos para la fiambrera.
El juego de sabores de la carne, el pimiento, el queso crema y las especias me ha parecido muy interesante, y es un plato muy agradecido, pues se puede comer caliente, frío, acompañado de un arroz salteado, o como hice yo, con unas patatas rústicas de las que os presenté hace unos días. Además, resulta una receta económica, extremadamente fácil de hacer e ideal para que los niños coman algo de verdura, así que no hay excusa para no probarla.

Espero que os guste.




Ingredientes (para dos rollos):
2 escalopes de ternera grandes (170- 200 gramos cada uno)
100 gramos de pimiento rojo en tiras
4 cucharadas soperas de queso crema o de untar
1 cucharada sopera de aceite de oliva
Sal, ajo en polvo, perejil y pimienta, al gusto

- Antes de empezar, ponemos un cazo con agua en el fuego a potencia alta para que el agua hierva.
- Quitamos toda la grasa visible de los escalopes, si es que tiene, y lo ablandamos si fuese necesario.
- Seguidamente los estiramos bien sobre la superficie de trabajo y los untamos con el queso crema (2 cucharadas soperas por escalope), añadimos las tiras de pimiento rojo, un hilo de aceite de oliva y la sal y las especial al gusto.
- Ahora, con mucho cuidado, hacemos los rollos. Enrollamos la carne sobre si misma y procuramos que queden un rollos bien prietos.
- Envolvemos los rollos en papel film un par de veces y los sellamos bien por los extremos.
- Cuando el agua del cazo empiece a hervir, introducimos los rollos y dejamos cocer unos 10-12 minutos, dependiendo de si queremos la carne más hecha o menos.
- Pasado este tiempo, sacamos los rollos del agua y los dejamos templar un poco para no quemarnos al retirarles el papel film.
- Por último, desenvolvemos los rollos y los servimos cortados en trozos de tamaño bocado.




Notas:
- Es muy importante que envolvamos bien los rollos con el papel film, ya que al cocerlos podría entrarles agua y la mezcla de queso se desharía. Yo recomiendo incluso hacerles dos o tres envolturas.
- Os recomiendo usar unos escalopes que sean muy finos y tiernos, ya que se cocinan más rápido, son mucho más agradables de comer y mantienen mejor la ternura de un día para otro.
- Estos rollos, cortados en tamaño bocado y servidos con unas salsas para mojar (salsa de yogur, mayonesa, salsa de queso..) son un aperitivo riquísimo.


¡Feliz miércoles! Y gracias de nuevo.

lunes, 20 de abril de 2015

CUAJADA CASERA CON COULIS DE FRESA



En casa siempre hemos tenido la costumbre de preparar la mayoría de postres y dulces que comemos. De hecho, ayer bajé a ver a mi madre y me fui con media docena de roscos de limón que había preparado el día anterior (estas madres... cualquiera les dice que no), y ya estaba manos a la obra con una olla bien grande de arroz con leche. A mi abuela le salen de rechupete las natillas con galletas y los roscos de anís, y aunque ya no está para pasarse horas en la cocina, de vez en cuando le va dedicando ratitos a la cocina.
Yo no quiero perder esta costumbre familiar tan rica y sana y intento predicar con el ejemplo todo lo que puedo. En casa suelo preparar natillas de vainilla, natillas de chocolate, gelatina de sabores, y algunos crepes de vez en cuando. Ah, y los yogures, por supuesto, que le "confisco" la yogurtera a mi madre de vez en cuando y hago un par de tandas. Menudo aparato tan genial la yogurtera, con más de veinte años y funciona divinamente. No tardaré en comprarme una, porque mi madre no se deshace de la suya ni queriendo...
Hará un par de días mi pareja me pidió que le hiciera cuajadas porque, a la vejez viruela, ha descubierto que le encantan. Y yo, aunque solo la había hecho un par de veces, a eso que me puse.
La verdad es que he hecho un poco de trampa usando los típicos "polvitos mágicos" que venden en el supermercado, pero haciéndolas con cuajo también resultan sencillísimas.
El toque de sabor en este caso me lo ha dado la leche fresca de Granja Mas Colomer que tuve la oportunidad de probar hace un tiempo gracias a Socium y que, por supuesto, he vuelto a comprar. Es una leche como las de antes, densa y muy muy sabrosa, totalmente recomendable.
Para acompañar la cuajada preparé también un sencillo coulis de fresas y menta picada que se hace en un plis plas y le da mucho frescor al plato.
A nosotros nos gustó mucho el resultado, espero que a vosotros también.


Ingredientes:

Para las cuajadas (3-4 moldes cuadrados):
500 ml de leche
1 sobre de cuajada en polvo
Azúcar o miel (opcional)

- Ponemos a calentar un cazo con 250 ml de leche y el azúcar o la miel, en el caso de que queramos las cuajadas endulzadas.
- Mientras, diluimos bien el contenido del sobre en los 250 ml de leche restante.
- Cuando la leche del cazo empiece a hervir, añadimos el resto de la leche con el preparado y, sin dejar de remover, llevamos de nuevo a ebullición.
- En el momento que la leche empiece a hervir, la retiramos del fuego un par de minutos sin dejar de remover.
- Pasado ese tiempo, volvemos a colocar la leche en el fuego apenas unos instantes y retiramos.
- Ahora solo nos queda rellenar los moldes con el preparado y dejarlos enfriar al menos 4 horas en la nevera.

Para el coulis de fresa:
100 gramos de fresas limpias
2 cucharadas soperas de azúcar
25 ml de agua
2 hojas de hierbabuena o menta (opcional)

- Para empezar, limpiamos las fresas, las troceamos en cuartos y las colocamos en un cazo con el azúcar y el agua.
- Ponemos el cazo a fuego medio-alto durante unos 20 minutos. 
- Seguidamente y sin dejar que enfríe, echamos en preparado de fresas en el vaso de la batidora y le añadimos un par de hojas de menta o hierbabuena.
- Batimos todo hasta que nos quede una textura similar a la de un puré.
- Para finalizar, colocamos el coulis en un cuenco y lo dejamos enfriar en la nevera unas 2 horas como mínimo.

A la hora de servir, podemos desmoldar las cuajadas y ponerles un par de cucharadas de coulis, o simplemente comerlas en el mismo recipiente poniéndoles el coulis por encima.




Notas:
- Si  os gusta el coulis más fino, podéis pasarlo por el pasapurés y quitarle todos los grumos. Es importante hacerlo antes de que enfríe porque tiende a espesar un poco.
- En el caso de que os guste la cuajada dulce, es muy recomendable endulzarla con miel, pues realza muchísimo el sabor. Y si acompañamos con unas nueces, tendremos un postre más que delicioso.


¡Feliz inicio de semana!

viernes, 17 de abril de 2015

POTAJE LIGERO DE ALUBIAS Y LA OPERACIÓN PRE-BIQUINI


 
Los seres humanos somos de lo que no hay. Llega el invierno y nos pasamos las tardes apalancados en casa delante del sofá, después de habernos zampado un plato de fabada porque, oye, hace frío y apetece, y merendando chocolate caliente con sus bizcochos, porque hace frío y también apetece, mucho más que una fruta o un yogur. Y si ya nos ponemos a hablar de las Navidades, Reyes y demás... En fin, ahora que empieza a hacer un tiempo bastante bueno, las revistas, Internet y la publicidad nos empiezan a bombardear con la denominada "operación biquini", que suele ser sinónimo de prisas y de querer ver resultados rápidos.Y eso, cuando hablamos de salud, no tiene cabida. En mi opinión, estar sano en verano es resultado de haber llevado un estilo de vida saludable en invierno, no de una dieta de un mes y de unas cuantas clases de spinning.
Hay miles de cosas que podemos hacer día a día para sentirnos y vernos mejor por dentro y por fuera sin tener que acudir a las dietas milagro y a las pastillas quema-grasas, y creo que no es necesario enumerarlas. Yo no soy una experta en el tema ni mucho menos, pero desde bien pequeñita he estado relacionada con el mundo de la nutrición y la cocina, y se trata simplemente de saber darle a tu cuerpo lo que necesita y cuando lo necesita, ni más ni menos, y de tener unas pautas saludables y seguirlas, siempre en la medida de lo posible y sin obsesionarse, pues todos tenemos y necesitamos de esos pequeños placeres de la vida. Yo, por ejemplo, no voy a renunciar a comerme unas natillas de chocolate de cuando en cuando ni a un buen bocata de atún para cenar un viernes. Y sí, estoy delgada y podría zamparme una hamburguesa con patatas para comer cada día, pero me importa muchísimo mi salud y no voy a hacerlo.
En casa también intento aplicar esta filosofía, y al menos un par de veces por semana preparo platos de cuchara de los de toda la vida, a veces más ligeros y a veces más contundentes, depende del día.
Si ya lo decía mi abuelo: "Yo cuando tenía tu edad comía casi todos los días potaje, y nunca estaba gordo ni pisaba un hospital...”. Cuánta razón, y cuánto lo echo de menos... ais.
El potaje de hoy es muy muy fácil de hacer, está delicioso y es muy reconfortante. Además, nos podemos comer un buen plato e incluso repetir, porque a pesar de ser alto en nutrientes, no lo es en calorías.
He visto por la blogosfera que much@s si os habéis apuntado a la famosa dieta veraniega, que, bueno, no está de más si se sabe llevar con cabeza, ojo, cada cual sabe lo que le conviene y lo que no. Espero entonces que mi plato os sea útil para cuando tengáis antojo de legumbres. Y para los que no seáis de regímenes estrictos, como yo, para cuando os apetezca disfrutar de un plato completo, sano y rico, que no necesita nada más que un buen trozo de pan para ser un almuerzo de lujo. 




Espero que os guste

Ingredientes (para dos personas):
160- 180 gramos de alubias blancas
Un trozo (100 gramos aprox) de chorizo de pavo de guisar
1 zanahoria mediana
Media cebolla
1 tomate mediano
1 pimiento italiano mediano
1 pastilla de caldo de carne
1 cucharada sopera de aceite de oliva
750 ml de agua, o la que necesite
Sal, ajo en polvo, pimentón dulce y comino, al gusto

- La noche anterior deberemos poner las alubias en remojo, para evitar que se nos queden duras al hacer el potaje. Se recomienda tenerlas en agua unas 10 horas.
- Al día siguiente, escurrimos las alubias y las colocamos en la olla donde vayamos a guisarlas, las cubrimos de agua y las ponemos a hervir.
- Cuando rompan a hervir, quitamos la espuma que hayan soltado, escurrimos y volvemos a colocar las alubias en la olla con agua fría, dos dedos por encima de las alubias más o menos.
- Seguidamente lavamos y picamos las verduras y las introducimos en la olla con el chorizo, el pimentón, el comino, el aceite de oliva y el caldo de carne, y salamos si fuese necesario.
- Tapamos la olla y dejamos que empiece a hervir para poder "asustar" a las alubias. Para ello sólo hace falta añadir un vasito de agua fría y romper el hervor.
- Ahora dejamos la olla tapada cociendo el tiempo que sea necesario para que la alubia quede tierna, removiendo de vez en cuando para que espese mejor y con cuidado para no romper las alubias. En mi caso lo dejé 1 hora y 15 minutos.
- Finalmente, retiramos el potaje del fuego y lo dejamos reposar unos 20 minutos.
- Servimos las alubias con las verduras y el trozo de chorizo en un mismo plato.




 Notas:
- El tiempo de cocción de la alubia dependerá de la dureza del agua que se utilice, aunque suele oscilar entre 1 hora y 15 minutos y 1 hora y 45 minutos.
- Hay quien, unos minutos antes de terminar la cocción, aparta las verduras del potaje, las pasa por la batidora y las vuelve a añadir al guiso. Es una buena opción para los peques que se resisten a comer verdura.
- Si tenéis olla rápida merece la pena usarla para preparar este potaje, pues el tiempo de cocción de la alubia se reduce hasta quedar en unos 15-20 minutos.

¡Qué tengáis un buen fin de semana! Y muchas gracias por vuestras palabras de apoyo.