miércoles, 25 de noviembre de 2015

BOLITAS DE ZANAHORIA, COCO Y CASTAÑA (2º ANIVERSARIO DEL #RETOALFABETODULCE)



A estas alturas estaré haciendo la compra en la Plaza Alta de Algeciras, o paseando por las playas de Tarifa, o inflándome a pescado frito en algún restaurante de Cádiz... ¡Este año ha sido un no parar! París, Montpellier, Santander, y ahora nos vamos al pueblo unos días a visitar a la familia, que ya tocaba después de 4 años, ¿no os parece?. Sinceramente, las "vacaciones familiares" nunca me han acabado de gustar... Vale, si, te da alegría ver a tu familia después de tanto tiempo y os pasáis horas y horas contándoos qué ha sido y qué es de vuestras vidas , pero eso de estar días enteros visitando a tíos, primos, vecinos y demás, y el hecho de conocer al dedillo el lugar, termina por aburrirme mortalmente... Menos mal que esta vez, a diferencia de las anteriores y por infinita insistencia mía, mis padres han cedido a visitar más lugares y hacer algo más que ir a desayunar churros y pasear por el pueblo día sí, día también, incluso hemos alquilado un cochecito la mar de apañado... A ver qué tal se nos da, la crónica seguro que caerá por aquí a la vuelta :).
Como siempre, el día 25 toca participar de nuevo en el #RetoAlfabetoDulce y este mes, entre el viaje, el trabajo, mi casa y demás, he tenido que apurar hasta la última milésima de segundo el tiempo, pero no he querido perdérmelo por nada del mundo. Y es que Ana y su maravilloso reto están de aniversario.. ¡¡Felicidades por esos dos añazos guapa!! Y gracias por todo lo que nos has hecho cocinar y por todo lo que hemos aprendido y disfrutado a lo largo de todos estos meses, Ya lo has visto, la lista de participantes ha ido creciendo como la espuma.. a los hechos me remito. Además, este mes viene acompañado de sorteo cumpleañero y todo, así que pinta todavía más interesante.
Como no podía ser de otro modo, la propia Ana se ha encargado de escoger el ingrediente con el que nos ha tocado endulzarnos este mes: las castañas. ¡¡Toma ya!! Ingrediente de temporada donde los haya, con un montón de propiedades beneficiosas para nuestro organismo (bajas en grasas y calorías, pero muy ricas en minerales, vitaminas y fibra), de delicioso sabor y fundamental en multitud de elaboraciones dulces (cremas, magdalenas, bizcochos, flanes...) y en otras cuantas saladas. En casa, como más nos gustan son recién asadas y calentitas, la manera más tradicional de comerlas pero, para nosotros, la más rica. Pelarlas ya es otro asunto... Por mucho que me empape de consejos, vídeos, tutoriales y demás, siempre siempre acabo con los dedos hechos polvo, no lo puedo remediar. Aún así, pienso seguir disfrutando de las castañas hasta que ya no quede ni una en el mercado, ¡faltaría más!
Después de darnos un atracón de castañas para merendar (todavía me duele la barriga sólo de pensarlo...), hará cosa de 4-5 días, nos habían sobrado unas cuantas castañas y se me ocurrió utilizarlas como ingrediente añadido para una receta que he preparado más de una vez y que resulta tan sencilla como rica: bolitas de zanahoria y coco. Limpiando y picando las castañas muy muy finas y mezclándolas con la masa de zanahoria machacada, coco y azúcar, el resultado es igual de rico que el original, pero con un toque sutil de castaña que tarda un poco más en hacerse de notar en boca, pero que no desentona en absoluto. Además, se trata de un dulce que no lleva huevos, ni leche, ni harina ni na' de na', y que tampoco necesita horno... ¿Todavía podéis resistiros? Yo no, así que pienso repetirlo en breve.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para unas 20 bolitas aprox):
- 150 gramos de zanahorias
- 50 gramos de coco rallado + un poco para rebozar
- 50 gramos de azúcar glasé
- 4-5 castañas

- Empezamos pelando bien las zanahorias y las cortamos en trozos pequeños. Le hacemos también un pequeño corte a las castañas y las cocemos junto a las castañas en una olla con agua hirviendo (retiramos las castañas pasados los primeros 10 minutos y dejamos las zanahorias otros 10 minutos más).
- Una vez cocidas, colamos las zanahorias y las dejamos enfriar por completo.
- Aparte, pelamos, limpiamos y picamos muy finas las castañas, casi como el tamaño de los granos de arena.
- En un bol aparte, mezclamos bien el coco con el azúcar glasé y las castañas.
- Una vez frías, machacamos muy bien las zanahorias con un tenedor (deben quedar casi como un puré) y lo integramos con las castañas picadas, el coco y el azúcar.
- Tapamos la mezcla con papel film y la dejamos enfriar en la nevera 30 minutos como mínimo.
- Pasado el tiempo, sacamos el bol de la nevera y preparamos un plato con el coco para rebozar.
- Con las manos bien limpias, vamos haciendo las bolitas del tamaño que más nos guste. Les damos forma, las rebozamos y las colocamos en las cápsulas que hayamos escogido hasta terminar con toda la  mezcla.
- Dejamos enfriar y secar un rato las bolitas y ya estarán listas para comer, aunque ganan consistencia y sabor de un día para otro.




Notas:
- No tengáis miedo en cocer un poco más de lo normal las zanahorias, de hecho os lo recomiendo, pues a la hora de machacarlas y hacerlas puré quedarán más pastosas y os será más sencillo.
- He usado azúcar glasé porque no quería que la zanahoria soltara mucha agua, cosa que suele pasarme con el azúcar normal. También podéis emplear miel o leche condensada que incluso hará que la masa sea más consistente.
- Si os apetece, podéis prescindir de las castañas y preparar estas bolitas sólo con coco y zanahoria, o añadirle almendra molida, un pizca de canela, jengibre en  polvo, nuez moscada, etc. Imaginación al poder.

Espero que os haya gustado tanto como a nosotros.
Como siempre, os invito a no perderos el resto de propuestas de mis compañeros.
¡Por muchos años más del #RetoAlfabetoDulce!

sábado, 21 de noviembre de 2015

BUTIFARRING, "SLOW FAST FOOD" A LA CATALANA Y DE CALIDAD



¿Habéis oído hablar de la butifarra?
La butifarra (botifarra en catalán) es un embutido muy característico de la gastronomía catalana que se compone básicamente de carne picada de cerdo condimentada con sal, pimienta, y a veces otras especias, verduras, etc.
Existen principalmente dos tipos de butifarras: Las frescas, que hay que cocinar antes de comerlas y que se sirven enteras tradicionalmente acompañadas de mongetes "seques", y las cocidas, que se comen, cortadas en rebanadas a modo de entremés, con el típico "pà amb tomàquet", en bocadillos, etc.
Bien, dicho esto, ¿Qué pasa si, en nuestro afán por fusionar tradición y modernidad, utilizamos un producto tan emblemático como la butifarra para crear un nuevo concepto de comida rápida gourmet, de proximidad y de calidad? Pues que el resultado merece mucho la pena, y si no me creéis, seguid leyendo.
En Cataluña no somos muy adeptos al "fast food" o comida rápida en general. Tenemos muy buenos productos y nos gusta reivindicarlos y pagar por comerlos. Pero los bocadillos también constituyen una parte muy representativa de nuestra tradición gastronómica: el bocadillo del recreo, el de la merienda, el de la noche de fútbol, etc., son sólo algunos ejemplos.
Basándose en esta idea, hará cosa de dos años, en Barcelona y cercanías han ido apareciendo nuevos restaurantes donde su principal protagonista es el bocadillo gourmet "a la catalana", y más concretamente, el bocadillo de butifarra.
Entre estos establecimientos se encuentra Butifarring, un lugar a tener muy en cuenta si sois amantes del bocadillo, pero sobretodo del bocadillo hecho con ingredientes de proximidad y de calidad. 
Nosotros conocimos Butifarring en sus inicios, cuando todavía se encontraba en pleno casco antiguo de Barcelona, a escasos metros de la Plaça Sant Jaume y de La Catedral. Recientemente se han trasladado a Badalona, pero aun así siguen ganando adeptos día a día. La prueba de ello es que incluso han conseguido internacionalizarse y abrir un restaurante en Budapest, y están trabajando en nuevas aperturas en diferentes ciudades.


Variedad de butifarras


La propuesta de Butifarring es muy simple pero sublime: Bocadillos gourmet hechos con butifarras de calidad que se encargan de elaborar proveedores de la zona y que llegan al restaurante listas para ser terminadas a la brasa, todo hecho al momento y delante del cliente. 
En Butifarring podréis degustar desde las butifarras más tradicionales (como la de pollo o el frankfurt), a las más atrevidas (como la de escalivada, la de queso azul o la de tortilla de patatas). Una vez hechas, las butifarras se sirven dentro de un pan perfecto para comer este tipo de bocadillos, blando pero con la corteza crujiente en su justa medida e ideal para que te puedas comer bien el relleno y el pan a la vez.


Bocadillos de butifarra de pollo y butifarra con queso azul


Como guarniciones y acompañamientos, ofrecen las clásicas "mongetes" o "seques del ganxet", patatas "al caliu" y ensaladas de temporada. Además, tendréis en la mesa diferentes envases de salsa brava, all-i-oli, mostaza, etc., para salsear las butifarras a vuestro gusto, algo que siempre es de agradecer.


Patatas "al caliu"


En la carta de Butifarring también aparecen algunas propuestas de cervezas artesanas, vinos autóctonos y de postres (crema catalana, coulant, brownie...) que, a pesar de no ser caseros, también son de proveedores locales, garantizando así su calidad y su sabor.
El personal es muy amable y servicial y siempre estará dispuesto a ayudaros y a comentaros las novedades de la temporada, pues la carta de butifarras varía en función de los productos que lo estén en ese momento.
Así que, si este fin de semana tenéis pensado perderos por las calles del centro de Badalona y/o cercanías, o simplemente os apetece comer algo rápido pero rico, de calidad y a buen precio, Butifarring es una muy buena opción a tener en cuenta.

Butifarring
Carrer de Sant Pere, 6
08911 Badalona (Barcelona)
Tel: 931597519

Para más información:

¡Que paséis un maravilloso fin de semana!

martes, 17 de noviembre de 2015

ROPA VIEJA CON MENESTRA




"Si hay algo que me gusta de la pizza es que siempre hay mucha gente en casa, estamos juntos y me lo paso super bien. Eso es lo que más me gusta de la pizza... Como en casa, en ningún sitio."

Así termina el nuevo anuncio de una conocidísima marca de pizzas frescas y charcutería de nuestro país. Una niña, guapísima por cierto, y que no debe tener más de 10-12 años, afirma darle más importancia al hecho de compartir una pizza con los suyos que a comerse la pizza en si. Vale, todos estamos de acuerdo que detrás de este tipo de campañas hay muchísimo márketing y, por consiguiente, muchas ganas de vendernos la moto, pero si lo que pretendían con el dichoso anuncio era tocarnos la fibra sensible, conmigo lo han conseguido (un poco, sin exagerar...). Y lo ha hecho porque me he visto reflejada en él.
Seguro que no soy la única persona en el mundo que disfruta más comiendo unos platos que otros, todo por el simple y maravilloso hecho de estar ligados a algún buen recuerdo, o a varios, o a que todavía seguimos compartiendo y disfrutando en familia.
Que si el lunes toca lentejas, que si el martes toca pasta, que si el miércoles toca estofado... Escenas de familias enteras alrededor de una mesa disfrutando del plato del día, que algunos pueden haber estado esperando con ansias toda la semana y otros todo lo contrario, pero siempre haciéndolo con los nuestros, hablando, comiendo, compartiendo y disfrutando. Ay, si fuéramos realmente conscientes de la importancia y los beneficios que tiene comer el familia (forjar relaciones, aprender valores, tener hábitos alimenticios más saludables...), intentaríamos buscar un hueco más a menudo para hacerlo.
Por eso, en mi familia, cada vez que coincidimos en horarios y tenemos la oportunidad de comer juntos, no nos lo pensamos dos veces. La mayoría de veces lo hacemos en casa de mi abuela, una mujer que siempre ha disfrutado muchísimo cocinando para todos nosotros y viéndonos disfrutar alrededor de su mesa.
La última vez que nos reunimos fue la semana pasada, nada más y nada menos que para zamparnos un buen cocido andaluz, y... ¡madre de dios bendito! ¿Habéis escuchado alguna vez ese mito de que, a las abuelas, por mucho que coman sus nietos, nunca les parece suficiente? Pues en mi caso se cumple a rajatabla. Qué rico estaba, con sus verduras, sus patatas, sus garbanzos y su pringá, pero cómo llegamos a comer, una auténtica barbaridad... Por suerte, es algo que sólo repetimos muy de vez en cuando, sinó a estas alturas ya no caminaríamos, nos desplazaríamos rodando, doy fe...
Pues aún así, después de todo el festín de caldo y de pringá, sobró "comida de puchero". Si hay una regla que se sigue al pie de la letra en mi casa, esa es la de no tirar la comida que se pueda aprovechar, y una buena muestra de ello es la cantidad de recetas de aprovechamiento que os he ido enseñando desde que empecé mi andadura por el mundo blogger. Puede parecer una tontería, pero disfruto como una cría abriendo la nevera, reuniendo todos los restos de alimentos que encuentre, y haciendo con ellos un plato "reciclado" pero rico.
Con el caldo, mi abuela hizo botes para congelar y poder usar en otros muchos platos. La carne la repartimos a ojo de buen cubero, y yo terminé llevándome a casa unos buenos trozos de gallina y de tocino.
¿Y cuál es la receta de aprovechamiento más emblemática, tradicional y deliciosa del puchero? Sin duda alguna, la ropa vieja. Con sofrito, con salsa de tomate, con verduras, con más patatas o menos, con garbanzos o sin ellos... Por supuesto, no hay dos recetas iguales de ropa vieja, y es que todo depende del gusto de los comensales y, sobretodo, de los ingredientes que sobren. Por eso, merece la pena preparar cocido en cantidad para que sobre y poder "rellenar" el menú del día siguiente.
En este caso, yo combine la carne y las patatas con unos restos de menestra de verduras que no daban para mucho más y una base de cebollita y salsa de tomate, para que fuera un plato más completo y sabroso. Y lo fue, tanto que nos pusimos mano a mano mi catador y yo, rebanadas de pan en mano, y no sobró nada. La verdad es que quedó riquísimo.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 2 personas):
- 200 gramos de resto de carne de puchero (gallina, pollo, ternera, tocino...)
- 250 gramos de menestra de verduras
- 1 patata grande del puchero
- 200 gramos de tomate frito casero
- Media cebolla
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva suave
- Un chorrito de vino blanco
- Sal, ajo en polvo, perejil picado y pimentón, al gusto

- Para empezar, cocemos la menestra de verduras 10 minutos en agua hirviendo. Retiramos, escurrimos y reservamos.
- En un bol, limpiamos y desmenuzamos la carne de cocido. Añadimos también la patata picada y reservamos.
- Picamos la cebolla muy menuda y la sofreímos 3-4 minutos en una sartén a fuego medio-alto con el aceite. Seguidamente, añadimos el tomate frito y le damos unas vueltas.
- Añadimos entonces la carne con la patata picada, la menestra y el chorrito de vino blanco. Añadimos también la sal y las especias al gusto, y dejamos reducir a fuego suave unos 4-5 minutos.
- Apagamos el fuego, dejamos reposar unos minutos y servimos la ropa vieja todavía caliente.




-Notas:
- El encanto de la ropa vieja reside en prepararla con los ingredientes que son típicos del cocido de cada lugar. Por ejemplo, la ropa vieja canaria se suele preparar con mucha más cantidad de patata, la madrileña con repollo y carne de morcillo, la andaluza con garbanzos, etc.
- Por supuesto, los restos de cocido también pueden emplearse para preparar otras deliciosas recetas como croquetas, relleno para sandwiches, pasteles salados... Imaginación al poder.


Espero que os haya gustado.
Mil gracias por seguir ahí, y feliz ecuador de la semana :)

viernes, 13 de noviembre de 2015

BOLLOS PREÑAOS INTEGRALES



"Pues eso que después de más de dos horas allí metidas (que si ahora te tomo la tensión, que si ahora te miro la vista, que si ahora te peso, que si ahora...) le dije a tu madre de ir un momento al "Correfú" (Carrefour para el resto del mundo) a comprar un par de cosicas que me hacían falta y luego invitarla a tomar un cafelito.
Cuando ya teníamos toda la compra en el carro y nos pusimos a la cola, veo que la chica de la panadería empieza a sacar unos bollitos de pan la mar de "cuscurritos" (cocidos, crujientes, dorados...) y, sin pensarlo dos veces, me quedo haciendo cola y mando a tu madre a por tres bollos.
Ese día me había preparado para comer unas lentejitas viudas (sin nada de carne, sólo verduras) y llegué a casa con tanta hambre que le pedí a tu  madre que me las dejara en la mesa calentitas antes de irse. Total, que empiezo a comerme las lentejas y eso que me apetece un poco de pan entre cucharada y cucharada. Imagínate como me quedé cuando le doy un mordisco a mi bollo y está duro por dentro... y cuesta de masticar, y mancha las manos de grasa, y lleva pimentón, y... ¡Te puedes creer que llevaba un chorizo dentro! ¡Oye, una que intenta moderarse en todo lo que come, se prepara las lentejas sin "chicha" ninguna, y le meten un chorizo en el pan! Pues nada, por tal de no dejarlo ahí y que se pusiera duro, me lo tuve que comer, qué remedio... Oye Deborilla, ¿tu sabrías prepararme unos bollos como los del "Correfú"? Es que hoy he vuelto a encargárselos a tu madre y no quedaba ni uno. Además, seguro que hechos en casa están mucho más ricos...".

Vas a visitar a la yaya después de una revisión médica, con la intención de saber si todo ha salido bien y si ella está bien, y te suelta esta historieta de carrerilla... Imaginaos, un no parar de reír. Y así, como quien no quiere la cosa, va la mujer y me encarga esos bollos que, "porque no tenía más remedio", se comió ese día... Si es que me dejo liar muy fácilmente...
Los bollos rellenos de chorizo o bollos "preñaos" no son más que unos bollitos rellenos de chorizo típicos de Asturias que, tanto si habéis visitado estas preciosas tierras como si no, es muy probable que conozcáis. Yo los conocía pero, hasta la fecha, no los había preparado nunca y he tenido que investigar un poco más a fondo sobre el tema. Aparte de los ingredientes, tiempos de reposo, tiempos de cocción, etc., he descubierto que los bollos "preñaos" se preparan tanto en formato bocado como en tamaño bocadillo, y que también se rellenan con queso Cabrales y con otros ingredientes, pero que sin duda los que se llevan el protagonismo son siempre los preparados con chorizo, asturiano a ser posible.
Teniendo un chorizo artesano en la nevera (catalán, no asturiano, pero no vamos a ponernos tiquismiquis) y quilo y medio de preparado integral para masas en la despensa, me levanté al día siguiente dispuesta a pasarme la mañana con las manos "en la masa", literalmente.
Siguiendo las directrices de la receta que me pareció más asequible y que Ester Clemente había publicado hacía muy poquito en Directo al Paladar, me puse manos a la obra sin mucha fe en  el resultado final (las primeras veces siempre son difíciles). Pero poco a poco me fui animando al ver que salía todo según lo previsto y que, al final, los bollitos quedaron bastante bien.
Al cocer el chorizo en el horno dentro de la masa, ésta quedó impregnada de la grasita del chorizo e hizo que fuera mucho más húmeda, jugosa y, por supuesto, sabrosa, algo que siempre es de agradecer cuando se trabaja con masas integrales. Vaya, un bocado delicioso que os recomiendo probar, sobretodo si sois muy "choriceros".
Al final, abuela contenta, novio contento y servidora contenta :).
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para unos 7-8 bollos):
- 200 gramos de harina de trigo integral
- 150 ml de agua 
- 3 gramos de sal
- 10 gramos de levadura fresca de panadería
- 1 chorizo fresco

- Para empezar, ponemos la harina en un bol grande con la levadura desmenuzada y añadimos la sal y el agua. Mezclamos a mano unos 5 minutos hasta que la masa empiece a formarse.
- Pasamos la masa a una superfície de trabajo y la amasamos durante unos minutos, estirándola y levantándola para que coja aire, hasta que esté firme y manejable. 
- En forma de bola, colocamos la masa en un bol untado de aceite y la dejamos reposar una hora más o menos en un lugar cálido.
- Pasado el tiempo, volvemos a amasar para desgasificar la masa.
- Antes de continuar, precalentamos el horno a 210ºC, sin aire.
- Seguidamente, cortamos la masa en 7-8 porciones y le damos forma de pequeñas bolas.
- Ahora cogemos cada bolita, la aplastamos un poco y ponemos una porción generosa de chorizo dentro, arremetiendo los bordes para formar el bollito.
- Colocamos los bollitos en una bandeja de horno con suficiente espacio entre ellos, los dejamos reposar unos 5 minutos y los introducimos en el horno durante 20 minutos más o menos.
- Apagamos el horno, retiramos los bollitos y los dejamos enfriar completamente encima de una rejilla antes de consumir.




Notas: 
- La receta original propone pintar los bollitos con leche y sal antes de hornearlos para que queden más dorados. Yo no lo hice porque se me olvidó, pero el resultado fue bueno igual.
- Tuve que aumentar un poco la cantidad de agua que utilicé porque la harina integral absorbe más líquido que la refinada.
- Estos bollos son ideales para un picoteo, una merienda o una cena informal, acompañados de una buena ensalada y, a poder ser, un vaso de sidra asturiana.


Nada más por ahora.
Espero que os haya gustado la receta y que disfrutéis muchísimos del fin de semana.
¡Mil gracias por seguir ahí!

lunes, 9 de noviembre de 2015

MAGDALENAS DE CHOCOLATE Y CASTAÑAS




Domingo, ay domingo...
Domingo, un día de esos para reflexionar, para prepararse y afrontar mejor la semana que comienza en unas horas; Un día para descansar de la rutina, disfrutar de la tranquilidad y del ambiente familiar: Un día para quitarse todo el estrés posible dando un largo paseo, sea por donde sea, o pasar la jornada en el campo, con los amigos, con la familia, o con ambos; Un día de esos que no queremos que terminen nunca, el mejor día de la semana para vivir y darnos un respiro...
No soy católica ni nada por el estilo, pero más de una vez he oído eso de "Dios hizo el mundo en seis días y el séptimo descansó", así que nosotros, insignificantes humanos, no somos quien para ir en contra de este hecho, tanto si creemos en ello como si no, ¿No os parece?. A veces es interesante y conveniente conocer cuál fue el origen y significado de los días de la semana y darle la importancia y el valor que realmente se merecen... o que nos sirva como excusa, qué más da, porque dedicar un día entero a pasarlo en familia, a sentarnos alrededor de una mesa y compartir desayuno, comida,merienda o cena, a CONVERSAR (si, irónicamente en la era de las tecnologías y de la información, nos hace más falta que nunca), a recordar buenos momentos y hasta a hacer planes de futuro... Si se tiene la oportunidad, los domingos son para disfrutarlos.
Desde que empecé a trabajar más establemente, mis fines de semana han brillado por su ausencia. Literalmente, no he podido considerar el día de la semana que era para tener que prepararme el táper la noche anterior, levantarme a las claras de la mañana con el tiempo justo y pasarme la mitad del día corriendo de arriba para abajo. Por eso, ahora valoro y aprovecho mucho más mis días libres, especialmente si caen en fin de semana, pues eso significa que puedo compartirlos con algunas de las personas que más quiero y que siguen teniendo horarios "normales" con sus días libres "normales" y sus planes de domingo "normales": Dormir hasta tarde, desayunar tarde pero contundente, salir a pasear, comer en algún restaurante quizás, tarde de peli y sofá, o de consola...
Este domingo he tenido el día libre y he podido disfrutar de él. Si, limpié el polvo, puse una lavadora, hice la cama, barrí.. Pero también dormí un rato más, me dí un baño relajante, me pasé la tarde tirada en el sofá a base de tele y libro... y cociné. Me encanta meterme en la cocina sin prisas, sin preocuparme por si comemos un poco más tarde o no, sin una idea fija y muchas otras en mente sobre lo que voy a preparar, y disfrutando de los aromas y sabores mientras lo hago.




Empecé por el desayuno, que me apetecía hacerle honores al término "desayuno de domingo"... Tirando de recetario básico (nada de experimentos y nada de sustos, que teníamos mucha hambre), y de despensa (ya sabéis lo que me gusta a mi el otoño y su cesta de la compra), salieron estas magdalenas de chocolate y castañas. Son unas magdalenas igual de dulces, jugosas y esponjosas que las originales, pero con un aroma y sabor a chocolate muy potente y un regusto a castañas que nos gustó mucho, tanto que para la próxima aumentaré la cantidad de castañas que le añadí a la masa.
Con dos tazas de café con leche recién hecho, disfrutamos de un desayuno en pareja, sin prisas y muy muy rico.
Os dejo los ingredientes y la preparación:




Ingredientes (para 6-8 magdalenas):
- 1 huevo tamaño XL
- 60 gramos de harina integral
- 60 gramos de castañas cocidas y limpias + 3-4 unidades más
- 60 gramos de azúcar común
- 20 gramos de cacao puro el polvo
- 50 ml de leche semidesnatada
- 20 ml de aceite de girasol
- Medio sobre de levadura química

- Antes de empezar, precalentamos el horno a 190ºC, con calor arriba y abajo.
- Para empezar, le hacemos una muesca con un cuchillo a las castañas y las cocemos en una olla con agua unos 10 minutos. Las dejamos enfriar y las pelamos bien. 
- Ponemos las castañas (menos 3 unidades) en el vaso de la picadora y las picamos hasta que tenga una textura semejante a la harina.
- En un bol aparte, batimos el huevo con el azúcar, el aceite y la leche. Añadimos seguidamente el cacao y las castañas molidas y mezclamos bien.
- Sobre la misma mezcla del bol, tamizamos la harina con la levadura y mezclamos bien hasta que hayan desaparecido todos los grumos. 
- Picamos las castañas que habíamos reservado con la ayuda de un cuchillo y se las añadimos a la masa, mezclándolo todo bien.
- Colocamos los moldes para magdalenas sobre una bandeja de horno, los rellenamos con la masa hasta un poco más de la mitad, y metemos en el horno a 190ºC durante 25-30 minutos más o menos.
- Una vez hechas las magdalenas, apagamos el horno, las sacamos y las dejamos enfriar por completo antes de comernoslas.




Notas:
- Le he añadido a la mezcla unas cuantas castañas picadas a modo de "tropezones" e intensificar así su sabor, pero es algo totalmente opcional.
- Es importante que, a la hora de hornear las magdalenas, el horno esté bien caliente, pues esto hará que cojan aire y que suban mejor.
- Evitad abrir la puerta del horno al menos durante los primeros 15 minutos, pues esto puede hacer que las magdalenas bajen o que suban menos.


Espero que os haya gustado.
Aprovecho esta receta para participar en el concurso "Recetas de otoño" organizado por Corner GP a través de su comunidad de Google+. Desde aquí, muchas gracias por invitarme a participar, y felicidades a todo el equipo por una comunidad que gana adeptos día a día y por una tienda online la mar de completa y a muy buen precio.


http://www.cornergp.com/


¡Feliz inicio de semana!
Fotos: Marc RT Studios

miércoles, 4 de noviembre de 2015

EL ARROZ CON LECHE DE MI MADRE PARA EL III #DÍADELDULCETS



¡Por los pelos!
Jolines, con lo bien que iba últimamente, sin pausa pero sin prisa, y llegando a todo... En fin, vuelta a escribir e intentar conseguir unas fotos medio decentes a última hora... Como dice mi madre, "La cabra siempre tira al monte, tarde o temprano".
En un abrir y cerrar de ojos nos hemos plantado en noviembre y, como cada mes, llegan propuestas de lo más interesantes y variadas para los diferentes retos, iniciativas y demás de la blogosfera culinaria. Son muchas y muy chulas, y ojalá pudiera llegar a todas las que me gustan, pero el tema de la clonación humana todavía hace aguas y es muy cara y, lo más importante, los días no han pasado a tener 30 horas (todavía), así que mi doble no editará las recetas por mi mientras yo duermo plácidamente ni me veo capaz de sacar tiempo de ningún otro lado.
De hecho, para la iniciativa de La Cocina Typical Spanish de este mes, en la que se nos pedía preparar una receta dulce típica de nuestro país, no la he preparado yo, pero aquí está. Os cuento: Sea por sabor, sea por salud, sea por economía, o sea por lo que sea, en casa siempre nos han tirado mucho más los postres y dulces caseros que los industriales. De hecho, junto a los macarrones boloñesa, las recetas dulces fueron las que primero aprendí de mi abuela y de mi madre y las que, hoy en día, sigo poniendo en práctica en casa: roscas de limón, yogures de sabores, bizcocho de yogur... y el arroz con leche. Qué cosa más rica, por favor... Raro era la semana que mi madre no preparaba una olla hasta arriba de arroz con leche con la intención de que durara hasta el fin de semana y no llegaba ni al miércoles. Claro que, teniendo en cuenta que la comíamos de postre, para merendar e incluso para cenar (yo era de las que cenaba solamente un bol enorme de arroz con leche y me quedaba tan a gusto), no era de extrañar... Al final, siempre terminaban por caer un par de ollas por semana.
A mi madre le sale un arroz con leche de esos cremosos, de grano suelto, que no empalaga en absoluto, con muchísimo sabor a canela y limón y que está incluso más rico de un día para otro. ¿El secreto? Mucha paciencia y buenos ingredientes, sin más.
Aprovechando que hace un par de días bajé a casa de mi madre, que había preparado arroz con leche y que, para variar, me ofreció un bol, no he visto mejor momento para que vea la luz. 
Un postre muy nuestro y que no falta en (casi) ninguna casa y al que cada madre, abuela, tía o quien sea, le da su toque particular y delicioso. Porque, de acuerdo, en los últimos años se habrá extendido por todo el mundo y habrán surgido mil y una formas de hacerlo (con yemas, con panela, con leche condensada, con vainilla, con chocolate...), pero los clásicos son siempre los que perduran y los que nunca, nunca, nunca fallan.
Espero que os guste:






Ingredientes (para 4-6 personas):
- 150 gramos de arroz redondo
- 1 litro de leche entera de vaca (si es fresca, mejor)
- 200 ml de agua
- La piel de 1 limón
- 1 palo de canela
- 150 gramos de azúcar blanquilla
- Una pizca de sal
- Canela en polvo, opcional

- Para empezar, ponemos el agua en una cacerola a fuego medio y cuando empiece a hervir añadimos el arroz. Lo dejamos hervir unos 10 minutos.
- Cuando el arroz empiece a secarse, añadimos la piel del limón, la canela partida en dos, la pizca de sal, la leche y el azúcar. Bajamos el fuego casi al mínimo y dejamos cocinar de 45 minutos a 1 hora, removiendo cada 5 minutos.
- Una vez el arroz esté tierno y la leche cremosa, retiramos del fuego, le quitamos la piel de limón y el palo de canela, y lo colocamos en recipientes individuales. 
- Dejamos enfriar antes de servir. Podemos espolvorearlo con un poco de canela molida.




Notas:
- En vez de con canela molida, también podemos servir el arroz espolvoreándolo con un poco de azúcar y quemándola en el último momento para conseguir ese toque crujiente y delicioso.
- La cantidad de azúcar siempre será relativa, pues hay quien prefiere el arroz con leche más dulce o menos dulce. Bastará con probarlo. 
- Merece la pena usar una buena leche, a ser posible fresca y de vaca, o entera y de calidad en su defecto. El resultado es mucho más bueno.


Espero que os guste mi propuesta, y os invito a no perderos las del resto de participantes para el #díadeldulceTS. Os dejo el enlace al recopilatorio:
http://lacocinats.blogspot.com/2015/11/recopilatorio-diadeldulcets.html

¡Mil gracias por seguir ahí!


domingo, 1 de noviembre de 2015

COMIDA DE PRE-VACACIONES: PASTELITOS DE PAVO, TOMATE Y QUESO Y BABA GANOUSH

Plaza de la Comedia, en pleno centro histórico

¡¡Qué bien nos han sentado las mini-vacaciones!!
Una semana después, nos toca volver a la rutina, muy a nuestro pesar, pero con las pilas recargadas y mucho más optimismo. Es lo que tienen los viajes que esperas con tanta impaciencia, que te da pena que terminen tan pronto pero que te dejan un montón de buenos recuerdos y vivencias que van a salir a la luz siempre que hables u oigas hablar de ello y terminarán por arrancarte una sonrisa.
Como os comentaba en la entrada anterior, mi pareja y yo hemos pasado unos días a Montpellier.
Con motivo de uno de los festivales de cine más importantes del mediterráneo, el CINEMED, y teniendo en casa a un completo apasionado (friki) del tema, no nos hizo falta ninguna excusa más para animarnos a descubrir esta ciudad tan particular del mediodía francés.
Qué decir de Montpellier... que ha superado nuestras expectativas, y con creces. Montpellier es una ciudad jóven y dinámica donde, a pesar de que no abundan los turistas, siempre hay algo que hacer: festivales, exposiciones, visitas guiadas, etc. Tiene un carácter alternativo y vanguardista que lo impregna todo y que te conquista desde el primer instante. En general,es una ciudad bastante tranquila donde la gente no va estresada ni con prisas, y tiene un tamaño perfecto para descubrirla a pie, perdiéndote entre sus callecitas para descubrir rincones inesperados: Tiendecitas de artesanía, salones de té, panaderías o "boulangeries" artesanas, cafeterías con terraza y mucho, mucho encanto, etc. Eso si, so sois un poco más perezosos, otra alternativa ideal es el tranvía, seña de identidad de la ciudad y que la recorre de punta a punta con una efectividad y puntualidad ejemplar.
Al ser una de las ciudades de Francia con más horas de sol al año, pudimos disfrutar de un clima bastante agradable que nos facilitó mucho poder pasarnos el día de arriba para abajo y pisar El hotel sólo para cenar y dormir.
Nosotros viajamos a Montpellier en autobús con la compañía Megabus que, para quien no la conozca, se trata de una compañía de viajes baratos en autobús por Europa que lleva apenas 1 año operando desde Barcelona y la verdad es que está muy bien en cuanto a relación calidad-precio. En todos los autobuses hay baño (suele estar bastante limpio, la verdad), Wifi gratuito y presas de electricidad para cargar el móvil, la tablet, etc. Nosotros hemos viajado dos veces con ellos y, a pesar de llegar siempre con un poco de retraso (en la carretera sabes cuando sales y no cuando llegas, esto es así), seguiremos haciéndolo, pues hasta ahora no hemos tenido ningún problema y nos hemos ahorrado mucho dinero, cosa que se agradece en el caso de viajar, por ejemplo, a Francia, donde la vida es mucho más cara en todos los sentidos.
Para los que somos de buen comer, viajar a cualquier rincón de Francia es una oportunidad para conocer la afamada gastronomía del país. A pesar de no haber ido a Montpellier ni haber tenido mucho tiempo para ello, no quisimos volver sin probar algunos de los productos y platos más típicos de la zona: patés y quesos variados, un buen pan baguette artesano, el taboulé y, por supuesto, los crepes, los croissants y las napolitanas de chocolate. Menudas cenas y desayunos que nos hemos dado, madre mía... Vale, no nos habremos dado el lujo de ir a un restaurante francés, pero hemos disfrutado de lo lindo.


Línea 2 del tranvía


Y hablando de comida... No sé si a vosotros os pasa o será sólo a mi debido a mi falta de organización, pero cada vez que tenemos la oportunidad de pasar unos días de descanso fuera de casa, no sólo me toca pensar con qué llenar la maleta, sino en qué hacer con las cosas que tengo en la nevera y que sé de sobras que, si las dejo ahí, a la vuelta ya casi habrán salido andando solas.
Por mucho que haya intentado planificarme los días previos, no hay manera, siempre sobra algo: un brick de leche abierto, verduras empezadas, yogures con la fecha de caducidad próxima, etc.
Con unos tacos de fiambre de pavo a medio empezar, un tomate y unas tiras de berenjena asada que había preparado unos días antes para la cena, he aquí la comida de picoteo que nos marcamos el día previo a nuestro viaje.
Los pastelitos de verduras me encantan y los preparo en casa con bastante asiduidad (como el cake salado de tomate y queso, los pastelitos de berenjena y mozzarella, o el pudin de calabaza), pero todavía no me había animado con el Baba Ganoush. Como muchos sabréis, el Baba Ganoush o Mutabal es una crema de berenjena muy cremosa y suave, similar al hummus y tradicional de la cocina de Oriente Medio, Grecia, Turquía y Chipre. Después de descubrir lo sencilla que resulta de preparar y lo rica que está, pienso repetirla más veces, tenga o no excedente de berenjenas. Además, también me sirvió de excusa para aprovechar unas rebanadas de pan que se estaban poniendo un poco duras. A modo de bastoncitos de pan, resultaron el acompañamiento ideal para mojar, y mojar, y mojar...
Os dejo con ambas recetas:




Ingredientes para los pastelitos (unos 10 aprox):
- 2 huevos tamaño L
- 150 ml de leche
- 2 cucharadas soperas de pan rallado
- 1 tomate mediano
- Tiras de pavo (50 gramos aprox.)
- Cebolla picada, al gusto
- Queso rallado, al gusto
- Ajo en polvo hierbas provenzales y sal, al gusto.

Ingredientes para el Baba Ganoush (un bol mediano):
- 1 berenjena grande, asada y limpia (200-250 gramos)
- 1 cucharadita de comino molido
- 1 diente de ajo
- 1 cucharadita de pimentón, dulce o picante
- 30 ml de aceite de oliva suave
- 1 cucharada sopera de Tahini
- Sal y zumo de limón, al gusto
Para acompañar: torraditas o bastones de pan.

- Antes de empezar, encendemos el horno y lo pre-calentamos a 190ºC, con calor arriba y abajo.
- Limpiamos y troceamos muy menudo el tomate, la cebolla y el pavo. 
- En un bol aparte, batimos los huevos y vamos incorporando poco a poco la leche hasta que se integre por completo. Incorporamos también el pan rallado, las verduras, el bacon, el ajo y las especias, y mezclamos todo. Rectificamos de sal si fuese necesario.
- Colocamos sobre una bandeja de horno los moldes y los vamos rellenando hasta las 3/4 partes de su capacidad, y añadimos encima un puñadito de queso rallado.
- Introducimos en el horno y dejamos que se hagan durante unos 25 minutos. Retiramos y dejamos templar.
- Mientras se hornean los pastelitos, procederemos a preparar el Baba Ganoush: Para empezar, exprimimos medio limón, colamos el zumo y lo reservamos.
- Pelamos el diente de ajo y lo colocamos en el vaso de la batidora junto con la berenjena asada (sin piel), el aceite, el pimentón, el comino, el tahini, el zumo de limón y la sal.
- Batimos a máxima potencia hasta que nos quede una crema un poco más densa que un puré. Probamos y rectificamos de sal o limón si fuese necesario.
- Una vez retirados los pastelitos del horno, aprovechamos que está en marcha para hacer los bastones de pan: Cortamos las rebanadas de pan en forma de bastón y las introducimos en el horno a 200ºC hasta que se doren y queden crujientes.
- Servimos el Baba Ganoush espolvoreado con un poco de pimentón, un chorrito de aceite de oliva y el pan tostado. Servimos también los pastelitos templados.




Notas:
- El Tahini o Tahina es una crema tradicional árabe que se prepara emulsionando sésamo con aceite de oliva. Es fácil de encontrar tanto en tiendas especializadas como en los supermercados habituales, pero también podemos prepararlo en casa, tostando semillas de sésamo y mezclándolas en un mortero con aceite de oliva hasta que emulsione.
- Si no tenéis berenjenas ya asadas, hacerlo es muy sencillo: Las partimos por la mitad, dejamos que suden un poco, y las horneamos boca arriba a 180ºC durante 30 minutos aprox. Una vez frías y sin piel, estarán listas para utilizar.
- El Baba Ganoush también se puede acompañar de pan de pita tostado, nachos, chips de patata, crudités de verdura, etc. Para gustos, colores.


Espero que os haya gustado. Prometo sacar un poco de tiempo estos días para investigar que cosas ricas habéis preparado en mi ausencia.
¡Feliz inicio de semana!